TENDENCIAS CIENTÍFICAS: Otra vez adictos a las malas noticias, y eso no es bueno

Comprobar de forma constante las últimas noticias y navegar por las redes sociales en busca de noticias negativas puede tener un efecto perjudicial sobre la salud mental.

Los niveles crónicos de estrés y ansiedad comenzaron hace un par de años al ver cómo se desarrollaba la tragedia y el sufrimiento del COVID-19 en las redes sociales. Cuanto más veíamos, más queríamos.

En la actualidad, este fenómeno se repite con las escenas de destrucción en Ucrania. De nuevo estamos con nuestro teléfonos, tabletas u ordenadores portátiles navegando de forma compulsiva en busca de imágenes explícitas.

«Sin duda, hay algunas personas que ya están ansiosas de por sí, que ahora lo estarán aún más, tal como sucedió con el COVID-19, cuando observamos un gran aumento en algunos subtipos de ansiedad en los consultorios —declaró Paul Salkovskis, catedrático de Psicología Clínica en la Universidad de Oxford, a «The Guardian»—. La pregunta es: ¿por qué para algunas personas es especialmente grave? ¿Y por qué es tan habitual?»Las personas pueden quedar atrapadas en el pensamiento de que todas las noticias son negativas, lo que lleva a una sensación desmesurada de peligro y a un mayor sentimiento de vulnerabilidad. La crisis de Ucrania se ha convertido en una especie de suspenso continuo: el más débil plantando cara al abusón; David contra Goliat.

«Sería genial si pudiéramos decir: no, no quiero involucrarme con esta situación de Ucrania, ya que ha hecho que aumenten mis niveles de ansiedad —explicó el doctor Dean Burnett, neurocientífico—. Pero debido a la forma en que funciona hoy día el mundo, esto te aislaría. Es un contexto en el que nadie gana».

Nuestro encéfalo está programado para estar en alerta máxima: buscamos posibles amenazas cada vez que nos sentimos inseguros o indecisos, buscando información para recuperar el control. ¿Estamos pasando por alto algo que podría ser vital para nuestra supervivencia?

Los algoritmos manipuladores y el diseño adictivo de las redes sociales también contribuyen a fomentar la adicción a las malas noticias. David Nuñez, director de Tecnología y Estrategia Digital del Museo del Instituto de Tecnología de Massachusetts, lo explicó sin rodeos en Twitter: «Los algoritmos de las redes sociales enfatizan la negatividad. Las emociones fuertes y negativas provocan más “interacción”. Los algoritmos están hambrientos de “interacción”. Alimentamos el algoritmo cada vez que hacemos clic. Los algoritmos vigilan lo que hacemos: repetir».

En otro tuit, aportó una opinión curiosa sobre lo que está sucediendo en Ucrania: «Dado que nuestro encéfalo piensa que todas esas explosiones están ocurriendo dentro de nuestro teléfono inteligente, la adicción a las malas noticias hace que nuestro cuerpo produzca hormonas del estrés, como la adrenalina y el cortisol. Nuestra mente nos gritaº “lucha o huye” por un montón de píxeles en nuestra pantalla».¿Cómo desconectar el encéfalo? Controle el tiempo dedicado al hábito de leer malas noticias y establezca límites para evitar la saturación de información. Prohibidos los dispositivos durante las comidas o en el dormitorio. Programe algo agradable todos los días. Según «The Conversation», puede convertir lo negativo en positivo «actuando, tal vez uniéndose o apoyando una organización benéfica que se dedica a ayudar a los civiles en Ucrania. Cuando realizas un acto de bondad, se activa el sistema de recompensa del encéfalo y te da cierto poder sobre la situación».

El artículo añadía: «En el mundo globalizado actual, con múltiples tipos de tecnología y sometidos a un bombardeo continuo de información y flujos de estimulación, algunos buenos y otros malos, es importante que identifique sus objetivos. Pero es igual de importante desarrollar una estrategia para lograrlos y para evitar distracciones. Así que la clave radica en tratar de mantener una actitud positiva y resiliente, por su bien y por el de los demás».


fecha de la última modificación: 2022-03-24 17:15:01
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