Tendencias científicas: «Don’t worry, be happy!» Un nuevo libro en el que se examinan las preocupaciones desde una perspectiva científica

Dos científicos exploran algunas de las preocupaciones más comunes de la vida en un entretenido libro respaldado por pruebas científicas.

¿Demasiadas preocupaciones? Tanto los expertos como los gurús de la autoayuda nos dicen que no nos preocupemos por las cosas pequeñas (libro clásico de autoayuda de los años noventa del siglo pasado). La vida es demasiado corta y el 99,9 % de las cosas que nos preocupan y nos causan ansiedad nunca llegan a ocurrir. Que se lo digan a los que se ahogan en un vaso de agua.

La ingeniera biomédica y escritora científica Lise Johnson y el neurocientífico Eric Chudler unieron fuerzas para escribir «Worried?» (¿Preocupado?, en español) (W.W. Norton & Company, 312 pp.), compuesto por un total de cincuenta y ocho capítulos en los que se presentan cincuenta y ocho cosas de las que podríamos preocuparnos. Estos autores estadounidenses evalúan científicamente cuán peligrosas son estas cosas y cuánto vale la pena preocuparse por ellas.

Los cincuenta y ocho capítulos se dividen en varios apartados generales, a saber, «Alimentación» (como el gluten, la leche pasteurizada, el teflón), «Medicina» (como las amebas comecerebros, las infecciones comecarne, el paracetamol), «Medio ambiente» (por ejemplo, los teléfonos móviles, el amianto, los hornos microondas), «Química» (como el aluminio, los retardantes de llama, el fluoruro), «Animales» (por ejemplo, los ataques de tiburones, las garrapatas, los mosquitos) y «Viajes» (como los escáneres corporales en aeropuertos, los chinches, los cruceros). Además, cuenta con un apartado titulado «Varios» en el que se incluyen piratas, juguetes hechos en China e impactos de asteroides.

Adopción de un enfoque científico sobre la preocupación de manera divertida y accesible

Cada elemento de preocupación va acompañado de una investigación científica rigurosa y revisada por pares, y no de pruebas anecdóticas. A cada tema se le asigna lo que los autores llaman un «índice de preocupación» en forma de un gráfico fácil de usar para que los lectores «comprendan rápidamente el riesgo relativo que plantea cada tema». Según explican, las puntuaciones son subjetivas.

El gráfico incluye tres componentes: evitabilidad, probabilidad y consecuencia. La evitabilidad «se refiere a la capacidad para evitar o mitigar un resultado concreto. Si hay algo que puedes hacer, entonces tienes algo de control. Cuanto más puedas hacer para estar preparado, más alta será la puntuación relativa a la evitabilidad». La probabilidad «se refiere a la posibilidad de sufrir un resultado negativo en caso de exposición a un determinado elemento de riesgo. Cuanto mayor sea la probabilidad de sufrir un resultado adverso, mayor será la puntuación respecto a la probabilidad». La consecuencia «se refiere a la magnitud potencial del daño. Cuanto más grave sea la consecuencia, mayor será la puntuación respecto a este componente».

Cada elemento de preocupación se muestra como un círculo o marcador en el gráfico. A lo largo del eje horizontal, los autores miden la probabilidad de cada amenaza. La evitabilidad se señala en el eje vertical. El tamaño del círculo indica la consecuencia o gravedad del problema. Por ejemplo, la cafeína recibió una puntuación de 100 en evitabilidad, 15 en probabilidad y 3 en consecuencia, porque la amenaza es leve y es fácil de evitar.

Para los lectores que no pueden encontrar lo que están buscando entre las cincuenta y ocho preocupaciones, hay un apéndice que les anima a descubrir por sí mismos los factores de preocupación.

La conclusión de los dos científicos es que las únicas cosas de las que vale la pena preocuparse son aquellas que «tienen el potencial de causar un gran daño», tienen «probabilidades de suceder» y son evitables «mediante acciones personales».


fecha de la última modificación: 2019-09-21 17:15:03
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